Autor: César Meza
Un buen curador de contenidos simplifica las ideas y las aclara. El reto es lograr que el contenido sea simple de entender y quede en la memoria de nuestra audiencia.
«Necesitamos tener contenido relevante», es la expresión más común que vengo escuchando en los últimos meses. ¿Acaso las marcas carecen de contenido? Todo lo contrario, contenido es lo que más abunda no solo en las áreas de marketing y comunicaciones; sino en toda la organización. Aquí la clave es identificar qué contenido puede ser valioso y realmente relevante, y trabajarlo con profundidad. Se trata entonces de una labor de curaduría, pero ¿de qué se trata?.
Curaduría: ¿De qué se trata?
La curaduría de contenidos es una tarea relevante al definir tu estrategia de contenidos. Al preguntarnos ¿qué es la curaduría de contenidos? Lo primero en lo que debemos pensar es que se trata de la capacidad de recopilar y seleccionar información relevante acerca de temas específicos dirigidos a tu audiencia. Así como también, la habilidad de transformar textos, gráficos o imágenes sobre temas complejos, en algo sencillo y entendible.
No se trata sólo de información.
No se trata de acumular o agrupar información; sino de encontrar información valiosa, actual, relevante que apoye a una marca en sus objetivos de marketing. En muchas ocasiones, se termina volcando en la web la información tal cual la genera el área técnica del producto, o se termina mostrando información relevante sólo para la organización, lo que llamamos coloquialmente `el chifa interno´.
Curar verificando las fuentes.
No hay que confundir la curaduría con copiar o ‘voltear’ un texto. Un curador puede extraer fragmentos cortos y puntuales, respetando las fuentes, los cuales deben ayudar a resaltar y transmitir el valor del contenido para su público; pero bajo ningún motivo debe copiar textos de otros sitios web. Un buen curador debe tener una mentalidad ética, así como centrarse en promover información veraz y en darle valor a esta.
Alineado con la audiencia.
Un curador tiene la función de verificar que el contenido de la pieza esté alineado a la audiencia. Por ejemplo, pensemos en postulantes a una universidad. El lenguaje debería ser breve, ameno y muy visual. En este caso, más que elaborar un post con contenido escrito, aplicaría mejor un vídeo o material infográfico. Es decir, el curador debe ser capaz de sugerir y promover el cambio de formato del contenido por alguna gráfica, vídeo, imagen, entre otro.
Promover distintas piezas de contenidos.
Un buen curador es capaz de reconocer a quién se dirige y cuál es el objetivo que se busca. Piezas como un whitepaper, un webinar o un ebook tienen el objetivo de educar y de mostrar expertise. Si la idea es captar la atención y dejar un mensaje breve y potente, una infografía o video corto es más que suficiente. La clave es entender a la audiencia y preparar el contenido adecuado.
Labor editorial.
Un curador es como un editor de una revista, debe definir cuándo lanzar un contenido y cómo sacarle el máximo provecho a una noticia o historia, así este sea un material anteriormente trabajado y presentado. Por ejemplo, de una investigación de mercado, se puede obtener un whitepaper, pero también pequeñas piezas con pequeños hallazgos que se pueden lanzar cada cierto tiempo. Un contenido potente, puede ser muy profundo y el curador tiene que tener la habilidad de particionarlo y darlo en pequeñas dosis, principalmente cuando se trata de darle vigencia en los canales sociales.
Multicanalidad.
Un curador tiene que pensar en más de una plataforma y adecuar el contenido a esta. No se trata de replicar todo el contenido de un folleto a todas las piezas digitales. Hay que adaptar el contenido y el formato de acuerdo con el canal o red social.
¿Quién cura el contenido?
Desde mi punto de vista, este rol debería recaer en el área de Marketing y Comunciaciones, o de Producto. Sin embargo, la clave es tener claro las necesidades de las audiencias. En muchos casos, la simplicidad o exagerada reducción del contenido, puede quitarle relevancia al producto o a una buena historia.
La curaduría de contenidos es una de las acciones de marketing hasta ahora poco explotadas. Como habrá leído, es muy probable que tenga mucho contenido ya creado por diversas unidades de su empresa, ahora solo toca organizarlo, clasificarlo y trabajarlo. Mírelo de esta manera, es una acción mucho más económica que crear contenido desde cero.