Autor: César Meza

Insistiré hasta el cansancio acerca de la importancia de los contenidos en una era de múltiples canales de información, donde lo social, lo móvil, lo digital, y los diferentes canales de ventas confluyen con nuestras audiencias, y terminan impactando de una u otra forma en la decisión de compra.

Lo anterior justifica la aparición del marketing de contenidos como tendencia; este se basa en identificar nuestras diferentes audiencias y trabajar contenidos para cada una de ellas, buscando el canal adecuado.

Si bien suena simple, no lo es, pues nos topamos con una labor poco conocida para todo profesional vinculado al marketing: la edición de contenidos.

Producto de  la complejidad de los canales y las múltiples audiencias, no dejamos de comunicar constantemente, pero hacerlo sin una estrategia y plan puede terminar siendo costoso y frustrante, pero sobretodo poco efectivo de cara a las ventas.

Para ello, necesitamos dejar de pensar sólo en publicidad, en donde las agencias y centrales de medios pueden ser excelentes aliados. Ahora toca pensar en cómo gestionar la enorme cantidad de contenidos que una marca produce.

No bastan las herramientas ni el enfoque analítico, que dicho sea de paso son fundamentales, me refiero a tener claro dónde invertir los recursos con mayor eficiencia.

Un error común es pensar que los contenidos son tareas de comunicadores, o de una agencia de PR.  Aunque suene incómodo todo esto, la idea es empezar a entender cómo se come esto del marketing de contenidos.

Si no me cree, le invito a leer este resumen ejecutivo de Forbes (2015), que tiene un titular muy sugestivo: “Publish or Perish” (Editar o Perecer).

Una sola idea, que resume este estudio realizado entre más de 400 directivos de marketing: “90% de los ellos están de acuerdo que sus organizaciones deben crear la función de editor para ejecutar su agenda de crecimiento y gestionar el incremento de costos y la complejidad operativa de contenidos”.

¿Quiere que el marketing logré mejores resultados? Inicie su viaje por la curva de aprendizaje del marketing de contenidos.